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Miguel Barca Mir
03/03/2008


Estimado Juanjo, estimado amigo y compañero, y,  digo estimado sin retórica pues sabes la consideración que tengo por tu trabajo y tu criterio lo que, gracias a Sócrates, no nos impide disentir, aunque sea de tarde en tarde.


Al flujo de las reflexiones a las que dices te incité con mi comentario sobre la imposición de cuotas al desarrollo urbanístico de Menorca y a modo de afluente, me propongo reconducir, que no interceptar, el caudal de analisis aportando algunas aclaraciones.


En primer lugar, permiteme recriminar la sutil pero demágogica utilización de la condición de “Promotor” como estigma descalificador. Bien es sabido, y sufrido por muchos de nosotros, en linea con lo socio-políticamente correcto y salvo excepciones, que hace ya algún tiempo la profesión de Arquitecto y, por simbiosis, la de Promotor, a menudo se asimila como ” presunto delincuente Urbanístico”. Este automatismo entre profesión y objetivos torticeros y económicamente espurios puede resultar una eficaz formula prosélita pero añade poco al intento científico de la búsqueda de certezas.


Con referencia al núcleo de nuestra discusión y a pesar de reconocer la buena intención de ese recurrente intento de control político cuyos objetivos teóricos pudieran concitar un amplio acuerdo, esto es: ,- crezcamos pausada y ordenadamente, con acierto y en la dirección adecuada para que los ciudadanos/as de nuestra comunidad consigan un desarrollo armónico de sus potencialidades fisicas y psicológicas que les acerque a su personal concepto de felicidad, todo ello con perspectiva sostenida en el tiempo y, si puede ser, que no seamos muchos-,  insisto en la ineficiencia del establecimiento de cuotas como fórmula para planificar el complejo desarrollo de una comunidad y de su consecuente actividad constructora pues su simplicidad y linealidad hacen  inevitable que se convierta en elemento inflacionista si se aplica como constrictor de la oferta en momentos de demanda intensa y por contra, en los escenarios de demanda restringida será obviamente una medida superflua. Se trata pues de una herramienta perversa cuando se activa pues tiende a regular en sentido contrario al deseado y perfectamente inútil en el resto de los casos.


De otra parte, y descendiendo al detalle de los últimos 5 años, no creo en absoluto que el sistema de cuotas haya tenido efecto alguno sobre el impulso edificatorio por la simple razón de que la inmensa mayoria de las zonas turísticas donde debia ser aplicado no están siquiera en el mercado y por tanto, salvando el poco significativo caso de San Luis, el sistema de cuotas no ha sido activado ni para la edificación residencial ni para la hotelera. Es decir que ni éxito ni fracaso, simplemente no se ha puesto en marcha.


La regulación, como ves, viene por otras vias no previstas y es la exasperante tardanza en el desarrollo del PTI con la consiguiente falta de suelo turístico lo que, por sustitución, ha producido un inesperado y considerable incremento de la edificación en núcleos urbanos que por otra parte no debería alarmarnos pues no ha hecho mas que ocupar, sin colmatar aun, suelos ya previstos en los planeamientos de los años ochenta que deberíamos considerar amortizados.


El intento de contención de los flujos y reflujos se topa historicamente con la tozudez de los hechos. Es mas inteligente tratar de reconducir que de contener y el intento de dominio de los grandes caudales fluviales son un buen ejemplo de fracaso conforme a los paradigmas de nuestro tiempo, ( ver libro del agua editado con ocasión de la expo de Zaragoza ) como lo han sido los ensayos de economias planificadas y no creo que sea buena idea resucitar proteccionismos preconstitucionales.


Asi pues, nuestro gozo en un pozo, no es posible dominar el rio sin correr el grave riesgo de desecarlo, sera más útil aprender a navegar en Raffting, que, por supuesto, es mas engorroso que quedarse al pairo, pero parece que estos son los tiempos que nos toca vivir y negar la evidencia no solo nos retrasa sino que puede dejarnos al margen con el riesgo de que, en el interín,  pasen de moda las sociedades mimadas como la nuestra, y nos veamos reducidos a curiosidad étnica, eso si, fundidos en el que parecería un colectivo Nirvana.


La endogamia no es el camino, tanto si “vienen de afuera” como si vamos deberemos competir con calidad, imaginación y coraje marinero.


Como todo organismo vivo, crecer debe ser nuestro objetivo, crecer o morir y, en ese camino, el comprensible miedo a crecer debe ser combatido ocupándonos mas del como que del cuanto pues esto último escapa tozudamente a nuestro voluntarismo.


Vaya por delante que no apostato ni un ápice de mi colaboración pionera en la incómoda tarea de desclasificación de suelos que ya en los años ochenta considerábamos inviables e inconvenientes, pero como la polémica sin tesis no resulta constructiva formulo mi apuesta ,- aun sabiendo que no esta en nuestras manos ganarla-, por un intenso crecimiento de población estable,- el dinámico segmento de prejubilados es un buen objetivo-, siempre alejada de la costa que nos permita alcanzar la masa crítica necesaria para hacer viable la mejora de los parámetros de conectividad y equipamientos que todos reclamamos sin percatarnos que en las condiciones actuales representan un coste per cápita de todo punto inasumible.- Bien es cierto que para este viaje deberíamos retocar la letra de esa canción que tanto me gustaba y que entona….”.Jo tenía una caseta vora el mar “ …….


Bienvenidas sean las iniciativas en el sentido del como, donde y en que dirección y bienvenidas todas las criticas que, a buen seguro, provocaran estas opiniones que someto a mejor criterio y con el ánimo dispuesto a rectificar.


Un abrazo MB.


PD. Dije que Menorca,-, si pudiera atribuirsele personalidad desligada de sus habitantes-,  acaba siempre ganando pues el tiempo me ha persuadido de que posee una fuerza telúrica que actúa con total independencia de los ritmos y voluntades de los que la pisamos y que acaba finalmente imponiendo su ley, pero esto es harina de otro costal y no creo que sea coherente traer a colación mis contradicciones esotéricas.